[2169] • BENEDICTO XVI (2005- • LA FAMILIA, ESCUELA DE VALORES HUMANOS Y SOCIALES
Del Discurso I am very pleased, al nuevo Embajador de la República de Slovaquia ante la Santa Sede, en la presentación de las Cartas Credenciales, Castel Gandolfo, 13 septiembre 2007
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Los esfuerzos conjuntos de la Iglesia y de la sociedad para educar a los jóvenes en la bondad son especialmente cruciales en una época en la que corren el riesgo de menospreciar los valores del matrimonio y de la familia, tan importantes para su felicidad futura y para la estabilidad social de una nación. La familia es el núcleo principal en el que una persona se instruye en el amor humano, y cultiva las virtudes de la responsabilidad, la generosidad y el interés fraterno. Las familias sólidas se construyen sobre la base de matrimonios sólidos. Las sociedades sólidas se construyen sobre la base de familias sólidas. Por eso, las comunidades civiles deberÃan esforzarse al máximo en promover polÃticas económicas y sociales que ayudasen a las parejas de casados jóvenes y que les apoyasen en su deseo de fundar una familia. Lejos de mostrarse indiferente al matrimonio, el Estado debe reconocer, respetar y apoyar a esta institución venerable en tanto que unión estable entre un hombre y una mujer que adquieren libremente un compromiso de amor y de fidelidad para toda la vida (cf. Familiaris Consortio, 40). Los miembros de su Consejo Nacional se encuentran inmersos en profundos debates sobre la manera de promover el matrimonio, asà como de estimular la vida familiar. Los obispos católicos de su paÃs están también muy preocupados por el aumento del Ãndice de divorcios y del número de hijos concebidos fuera del matrimonio. Gracias a los esfuerzos del Consejo para la Familia y la Juventud, la Conferencia Episcopal ha aumentado las iniciativas educativas que despiertan la conciencia de la noble vocación para el matrimonio, preparando de esta manera a los jóvenes para asumir sus responsabilidades. Estos programas abren la vÃa para una colaboración complementaria entre la Iglesia y el Estado, contribuyendo, asimismo, a asegurar un futuro saludable para su paÃs.
[Insegnamenti BXVI, III/2 (2007), 308-309]
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The combined efforts of Church and civil society to instruct young people in the ways of goodness are all the more crucial at a time when they are tempted to disparage the values of marriage and family so vital to their future happiness and to a nationâs social stability. The family is the nucleus in which a person first learns human love and cultivates the virtues of responsibility, generosity and fraternal concern. Strong families are built on the foundation of strong marriages. Strong societies are built on the foundation of strong families. Indeed, all civic communities should do what they can to promote economic and social policies that aid young married couples and facilitate their desire to raise a family. Far from remaining indifferent to marriage, the State must acknowledge, respect and support this venerable institution as the stable union between a man and a woman who willingly embrace a life-long commitment of love and fidelity (cf. Familiaris Consortio, 40). The members of your National Council are engaged in serious discussions on how to promote marriage and foster family life. The Catholic Bishops, too, in your country are worried about increases in the rate of divorce and the number of children conceived out of wedlock. Thanks to the efforts of the Council for Family and Youth, the Conference of Bishops has expanded educational initiatives that raise awareness of the noble vocation to marriage, thus preparing young people to assume its responsibilities. Such programmes open the door to further collaboration between Church and State and help to ensure a healthy future for your country.