[2175] • BENEDICTO XVI (2005- • PROMOVER LA FAMILIA, LA DEFENSA DE LA VIDA, LAS ESCUELAS CATÓLICAS Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
Del Discurso It is with great a los miembros de la Conferencia Episcopal de Kenia en visita ad limina, 19 noviembre 2007
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Un factor clave de unidad en una comunidad es la institución del matrimonio y la vida familiar, por los que el pueblo de Ãfrica siente una estima particular. El amor fiel de los matrimonios cristianos es una bendición para vuestro paÃs, pues expresa sacramentalmente la alianza indisoluble entre Cristo y su Iglesia. Este valioso tesoro debe custodiarse a toda costa. Muy a menudo los males que afectan a algunos sectores de la sociedad africana, como la promiscuidad, la poligamia y la difusión de enfermedades transmitidas sexualmente, pueden estar directamente relacionados con concepciones erróneas del matrimonio y la vida familiar. Por esta razón, es importante ayudar a los padres a enseñar a sus hijos cómo vivir cristianamente el matrimonio, concebido como unión indisoluble entre un hombre y una mujer, esencialmente iguales en su humanidad (cf. Ecclesia in Africa, 82) y abiertos a la generación de una nueva vida.
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Aunque esta concepción de la vida familiar cristiana tiene una profunda resonancia en Ãfrica, es motivo de gran preocupación que la cultura secular globalizada esté ejerciendo cada vez mayor influencia en las comunidades locales como consecuencia de campañas por parte de organismos que promueven el aborto. Esta destrucción directa de una vida humana inocente no puede justificarse nunca, por difÃciles que sean las circunstancias que puedan llevar a dar un paso tan grave. Cuando anunciéis el Evangelio de la vida, recordad a vuestro pueblo que el derecho a la vida de todo ser humano inocente, nacido o por nacer, es absoluto y se aplica igualmente a todas las personas, sin excepción alguna. Esta igualdad âes la base de toda auténtica relación social que, para ser verdadera, debe fundamentarse sobre la verdad y la justiciaâ (Evangelium vitae, 57).
La comunidad católica debe ofrecer apoyo a las mujeres que puedan encontrarse en dificultades para aceptar a un hijo, sobre todo cuando están aisladas de su familia y de sus amigos. Asimismo, la comunidad deberÃa estar abierta para acoger a todos los que se arrepientan de haber participado en el grave pecado del aborto, y deberÃa guiarlos con caridad pastoral para que acepten la gracia del perdón, la necesidad de penitencia y la alegrÃa de entrar una vez más en la vida nueva de Cristo.
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La Iglesia en Kenia es bien conocida por la excelente contribución que ha dado mediante sus instituciones educativas, formando a generaciones de jóvenes en sólidos principios éticos y abriendo su mente al compromiso en favor de un diálogo pacÃfico y respetuoso con los miembros de otros grupos sociales o religiosos. En un tiempo en que la mentalidad laicista y relativista se está imponiendo cada vez más a través de los medios globales de comunicación social, es más esencial aún que sigáis promoviendo la calidad y la identidad católica de vuestras escuelas, vuestras universidades y vuestros seminarios.
Tomad las medidas necesarias para consolidar y aclarar su estatus institucional. La sociedad se beneficia mucho de católicos instruidos que conocen y ponen en práctica la doctrina social de la Iglesia. Hoy existe una necesidad mayor de profesionales bien formados y de personas Ãntegras en el área de la medicina, cuyos avances tecnológicos siguen planteando serias cuestiones morales.
De igual modo, el diálogo ecuménico e interreligioso presenta importantes desafÃos, que sólo pueden afrontarse adecuadamente con una sólida catequesis sobre los principios de la doctrina católica, como están expuestos en el Catecismo de la Iglesia católica. Sé que seguiréis vigilando sobre la calidad y el contenido de la enseñanza que se ofrece a los jóvenes en los centros educativos de la Iglesia, para que la luz de la verdad de Cristo pueda brillar cada vez con más claridad en la tierra y en el pueblo de Kenia.
[Insegnamenti BXVI, III/2 (2007), 610-612]
2007 11 19 0005
A key focus of unity in a community is the institution of marriage and family life, which the people of Africa hold in particular esteem. The devoted love of Christian married couples is a blessing for your country, expressing sacramentally the indissoluble covenant between Christ and his Church. This precious treasure must be guarded at all costs. All too often, the ills besetting some parts of African society, such as promiscuity, polygamy and the spread of sexually transmitted diseases, can be directly related to disordered notions of marriage and family life. For this reason it is important to assist parents in teaching their children how to live out a Christian vision of marriage, conceived as an indissoluble union between one man and one woman, essentially equal in their humanity (cf. Ecclesia in Africa, 82) and open to the generation of new life.
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While this understanding of Christian family life finds a deep resonance in Africa, it is a matter of great concern that the globalized secular culture is exerting an increasing influence on local communities as a result of campaigns by agencies promoting abortion. This direct destruction of an innocent human life can never be justified, however difficult the circumstances that may lead some to consider taking such a grave step. When you preach the Gospel of Life, remind your people that the right to life of every innocent human being, born or unborn, is absolute and applies equally to all people with no exception whatsoever. This equality âis the basis of all authentic social relationships which, to be truly such, can only be founded on truth and justiceâ (Evangelium Vitae, 57).
The Catholic community must offer support to those women who may find it difficult to accept a child, above all when they are isolated from their family and friends. Likewise, the community should be open to welcome back all who repent of having participated in the grave sin of abortion, and should guide them with pastoral charity to accept the grace of forgiveness, the need for penance, and the joy of entering once more into the new life of Christ.
2007 11 19 0007
The Church in Kenya is well known for the fine contribution made by its educational institutions in forming generations of young people in sound ethical principles and in opening their minds to engage in peaceful and respectful dialogue with members of other social or religious groups. At a time when a secularist and relativist mentality is increasingly asserting itself through global means of social communication, it is all the more essential that you continue to promote the quality and the Catholic identity of your schools, universities and seminaries.
Take the steps necessary in order to affirm and clarify their proper institutional status. Society greatly benefits from educated Catholics who know and practise the Churchâs social doctrine. Today there is a particular need for highly trained professionals and persons of integrity in the area of medicine, where advances in technology continue to raise serious moral questions.
Ecumenical and inter-religious dialogue likewise present major challenges that can only be addressed adequately on the basis of sound catechesis in the principles of Catholic doctrine, as expounded in the Catechism of the Catholic Church. I know that you will continue to be vigilant over the quality and content of teaching that is offered to young people through the Churchâs educational institutions, so that the light of Christâs truth may shine ever more brightly over the land and the people of Kenya.